sábado, 14
Hoy es el primer día que no salgo de casa. Tras volver del Congreso de Gastronomía de Pekín me hice las pruebas y no estaba infectado, pero la semana pasada acudí, en mala hora, a la presentación de dos restaurantes. Fue una imprudencia, por su parte −y por la mía−, pero hay que atender a los clientes. Si dejas de colgar en las redes, el negocio se desmorona.
Menos mal que es sábado y estoy acostumbrado a no salir de casa. Odio mezclarme con la gente vulgar, esa que solo dispone del fin de semana para el ocio. Los sábados solamente salgo a eventos privados, viajes y demás asuntos de interés.
Actualizando las redes se me ha ido pasando el día y el sushi que me han traído de mi japonés favorito no ha perdido su calidad habitual; quizá la lubina no estuviera tan fresca como otras veces, pero entiendo que deban vaciar frigoríficos. Hay que ser comprensivo, al menos con los buenos clientes.
Podría leerme cualquiera de los libros que me han enviado las editoriales las últimas semanas. Me da pereza, especialmente cuando vienen con esas pulidas notas de prensa que basta con cortar y pegar.
Creo que me voy a poner Foddie Lover, de la Coixet, que, aunque ya la he alabado en mi Instagram, apenas sé de qué va, más allá de la sinopsis, dos que se conocen y que se dedican a comer, creo que pagando.
Me he quedado dormido.