ECO Alcaparra_productos

Alcaparras de Ballobar, uno de los primeros productos aragoneses en integrarse en el Arca del Gusto. FOTO: Cortesía Cristina Mallor.

 

Existen muchos proyectos bonitos e ilusionantes pero el de El Arca del Gusto es, además, un tema que nos atañe a todos los moradores del planeta y que juega un papel decisivo en nuestra manera de ser y estar en la vida.

Se trata de un proyecto que siempre está en marcha, porque se creó en el año 1996 en Italia por el movimiento Slow Food para disponer de un catálogo mundial de especies silvestres y cultivadas –vegetales–, razas autóctonas –animales–, alimentos transformados –salazones, dulces, quesos…– que cumplieran una serie de requisitos:

• Estar en peligro de extinción, tanto por el producto en sí como por la manera de cultivarlo, criarlo o elaborarlo, dependiendo de si se trata de un vegetal, animal o alimento, de interés alimentario.
• Tener una calidad contrastada con unas características organolépticas ligadas a su territorio de origen y equilibradas en cuanto su olor-aroma-sabor y textura.
• Estar vinculados a un área geográfica específica o comunidad de cualquier parte del mundo y que representa dicha cultura, su memoria y el saber hacer tradicional local.
• Ser producidos de forma artesanal y a pequeña escala mediante métodos sostenibles y justos.
Enumeradas estas premisas, hay que explicar cómo se puede pasar a la acción. Debemos preguntarnos si nosotros mismos o gente de nuestro entorno nos hemos encontrado con algún producto alimenticio peculiar o añoremos algún otro que ya no vemos en los mercados. Hay que tener en cuenta que la ganadería y agricultura industrial, la monopolización de las semillas por parte de las multinacionales y la homogeneización de los gustos en este mundo cada vez más globalizado, son los causantes de la desaparición de muchísimos alimentos y de la cultura y la historia que los acompañan, que se traduce en una pérdida irreparable de la biodiversidad, que es la que asegura a los ecosistemas la capacidad de afrontar los cambios frente a plagas, virus, cambio climático…para adaptarse y poder sobrevivir.

En el Arca del Gusto ya hay registrados alrededor de 5000 productos procedentes de todo el mundo, ninguno de ellos son propiedad privada de ninguna empresa ni ostentan marca comercial alguna porque pertenecen al territorio donde se originaron y a las generaciones que los han transmitido preservándolos de su desaparición. El logo del Arca puede ser usado en eventos, talleres, actividades de divulgación, publicaciones… previa solicitud a la Fundación Slow Food para la Biodiversidad Onlus. Y últimamente, en muchos países comienza a tejerse una red de cocineros que destacan en sus menús, los nombres de sus productores para darles visibilidad y así, apoyarse conjuntamente, son restaurantes comprometidos con la salvaguardia de la biodiversidad acogidos al proyecto Alianza de cocineros, Chefs’ Alliance.

En Aragón

En Aragón contamos con diez productos incluidos en el Arca del Gusto: Ajo rojo de Arándiga, Alcaparra de Ballobar, Azafrán del Jiloca, Boliches de Embún, Manzanilla de Montmesa, Queso del Tronchón, Trigo Aragón 03, Trigo Florencia Aurora y Uva vidadillo o crespiello siendo el último incorporado el pasado mes de octubre, el Melón de Torres de Berrellén. Y hay muchos que están a la espera, como la Borraja Blanca de Movera, Gallina Serrana de Teruel, Oliva Royal de Alloza, Judía Trapera del Moncayo, Uva Derechero de Muniesa…

Este Arca de Noé de la alimentación pretende ofrecer, además de un papel protector de la Biodiversidad, una fuente de descubrimiento y revalorización de tantos tesoros culinarios que existen por todo el mundo.

Cualquiera puede designar un producto para ser incluido en este banco tan sustancioso, basta comprobar si cumplen los requisitos antes reseñados y rellenar un formulario disponible en la página  o bien puedes dirigirte a comunicacion@slowfoodzaragoza.com y nos ayudas con tu descripción y una foto del producto que quieras y piensas que se debe salvar. Las futuras generaciones nos lo agradecerán.