No quiere uno ejercer de cuñao, epidemiólogo ocasional, ni Pepit Grillo, sino de simple tapao, al servicio y orden de sus autoridades, sean nacionales, autónomicas y aragonesas, independientemente de sus errores y color político. Lo que no implica dejar de comentar algunos aspectos, relacionados con nuestro sector, curiosos, indignantes o simpáticos.
Tras el entusiamo inicial, pasada la cuarentena de días, parece que se tranquilizan los concursos en las redes. Hay que felicitar, sí, a Rubén Martín, chef apenas sin estrenar de la taberna Flor de Lis, por sus Buñuelos de Cierzo, tapa ganadora del Día Virtual de la Tapa. La probaremos en cuanto se pueda.
La que ha líado la recién estrenada delegada del Gobierno en Aragón con los huertos. Una nota equívoca y mal redactada. ¿Cómo se comprueba que «en atención a la situación socioeconómica del interesado, el consumo del producto de los mismos resulte imprescindible para atender a su subsistencia. De forma que hay de todo, desde alcaldes de pequeñas localidades que animan a sus convecinos a salir a cultivar, hasta los que miran para otro lado. Desde el Gobierno de Aragón, parece que tanto Lambán como Olona, están por la labor, pero se deben a la disciplina política, al menos de momento.
Los que siguen al pairo son los huertos, profesionales, que ofrecían sus productos en la Muestra agroecológica de Zaragoza. Mientras en otras comunidades autónomas, como también pasa con los huertos, van recuperando sus mercados de proximidad, aquí, a pesar de las peticiones, ni en Zaragoza, ni en Huesca, ni en Teruel, se recuperan.
El que no corre, vuela. Según informa El País, ya hay quien ha pretendido registrar la marca coronavirus para bebidas espirituosas, mientras que otro empresario quería usar Covid-19 para suplementos alimenticios.
Por más que lentamente, la Justicia sigue su curso y ha condenado a un bodeguero, ya fallecido, por desviar fondos de otras empresas suyas para salvar su negocio de vinos, como cuenta Heraldo de Aragón.
Va creciendo en el sector la cuenta de quienes nos han dejado estos días. Ramón Juste, que fuera una de las almas de Enate, mucho más que su director de comunicación y marketing, falleció el pasado 31 de marzo.
También Carlos Falcó, al que debemos gran parte de la modernización de los sectores del vino y el aceite, con su Bodega Marqués de Griñón. Y Alfonso Cortina, que tras su paso por la construcción, se dedicó al vino a través de su bodega Pago de Vallegarcía.