Viernes, 1. Día quincuagésimo
Mi hermana afirma que lo que he pillado, y pasado, ha sido una gripe, una vulgar gripe. Todo el mundo preocupado por el coronavirus y cojo uno descoronado, republicano. Al menos mi madre está vacunada y no le ha afectado.
A su salud, porque se ha mostrado hiperactiva. Dado que la flojera me impide salir y, además, el día del Trabajo no trabajan las tiendas, repaso el estado de mis dominios. La nevera está prácticamente vacía y las reservas de vino inexistentes.
¿Y la comida? Le pregunto. Te la has bebido, hijo. Como no tenía gallina para hacerte caldo, que es el mejor remedio para la gripe –vacunada está, pero sin confiar en la eficacia del pinchazo−, he ido guisando todo lo que compraste. ¿Con el vino? Claro, para disimular el sabor de todo eso que trajo un repartidor muy amable. Es que compras unas cosas muy raras. Hacía tiempo que no veía tantos nísperos juntos. Hijo, ¿no los comprarías con segundas? Porque también había espárragos y cerveza. Ya sabes el refrán. «Quien nísperos come, espárragos chupa ,bebe cerveza y besa a una vieja, ni come, ni chupa, ni bebe, ni besa».
La verdad es que no había malicia, le confieso. Me apetecían, igual que los espárragos que se han esfumado… Bueno, responde, te queda la cerveza y, si quieres, darme un beso.
Así lo hago, mientras, termino las últimas existencias de cerveza artesana. Queda solamente el coco, así que recurrimos al laterío. Una enorme lata de confit de pato nos garantiza la subsistencia hasta mañana, cuando me toque salir a comprar, pues no creo que el pedido de Mené, que he repetido literalmente, llegue en pleno puente.
Y aclararme con lo de los horarios esos escalonados. Parece ser que comienza la desescalada esa y ya no hará falta excusa para salir a la calle, en determinados tramos horarios. Pero ¿salir a comprar sigue siendo posible a cualquier hora o debe hacerse en la del recreo, perdón, paseo? ¿Puede aprovecharse el paseo, incluso en ropa deportiva, para entrar en una tienda? ¿Si saco a mi madre computa en mi horario o en el suyo? Demasiadas preguntas para una mente todavía obnubilada.
Eso sí, los doce muslos, seis patos, han caído religiosamente. A fuerza de cava, lo único que quedaba en mi bodega.