«Según mi abuela en cada estación hay que comer lo que da la tierra, porque para eso la tierra lo da en esa fecha y no en otra». Es una de las muchas evocaciones que el autor, Vicente Clemente, realiza a lo largo de los 46 capítulos de este ameno libro, donde diferentes alimentos protagonizan cada uno de ellos.
El niño, el adolescente –esa primera cerveza–, el joven, el maduro, personificados en Ascanio, probablemente trasunto del autor, descubren mundos de sabores, guiados primero por sus mayores y, posteriormente, por las amistades.
Elegantemente escrito, con un punto irónico, es tanto diario de sabores como de viajes, físicos e interiores, que atrapa al lector, gracias a la brevedad de sus capítulos, que animan a seguir leyendo. Todo un ejemplo de cultura gastronómica, tan alejada de las modas actuales.
Diario de sabores y dichas. Vicente Clemente. Trea. Gijón, 2019. 184 páginas. 20 euros.