En los tiempos en que la innovación en los establecimientos minoristas se construye y bombardea con juegos de palabras que necesitan un manual de marketing digital en inglés, tales como engagement, click rate, 0customer journey, click and collect, landing page, dark stores, retargeting, etc., queremos reflexionar sobre el concepto de innovación. Y sin necesidad de impresionar con términos anglosajones.
Aceptando la definición de la OECD –Organization for Economic Cooperation and Development– innovación, sería la implementación de mejoras de productos –bienes o servicios–, procesos, nuevos métodos de marketing o nuevas fórmulas de organización que resulten novedosas para la empresa, para el mercado o para la sociedad. Además, desde estas líneas reivindicamos el humanismo de las transacciones comerciales como forma de transparencia y comunicación, aportando algunas experiencias.
Ni cestas, ni carros
Empezamos por modelos altamente tecnológicos y considerados supermercados del futuro, sin cestas, sin carros y sin cajas. Para acceder al supermercado de Amazon Fresh –Ealing, Londres– se abre un aplicación de Amazon en su móvil y se escanea un código QR personalizado. La aplicación cronometra la visita; cámaras y sensores vigilan todos los movimientos de los clientes. Según Marie Sina, periodista de Deutsche Welle, «no se puede evitar mirar las cámaras mientras se recogen los artículos de la estantería, esperando que se muevan con cada uno de mis movimientos, como en una película de ciencia ficción de los años 90». Tras salir sin hacer cola, Amazon proporciona rápidamente este dato: tras 14:55 minutos en la tienda, la factura final ascendió a 15,56 libras –18,25 euros–. «La experiencia me pareció más una compra online que una visita a un supermercado» concluyó la periodista. Para los aprensivos, un auténtico Gran Hermano.
Otras experiencias
Las experiencias en la tienda, la valoración del producto, el trato personal y el entretenimiento, contribuyen a hacer atractiva la visita, por lo que muchos establecimientos se esfuerzan en ganarse la simpatía del comprador a través de modelos innovadores. Nuevas fórmulas, contenidos diferenciadores, responsabilidad social, proximidad y sostenibilidad.
Como las empresas tecnológicas y los tecnoadictos ya se encargan de difundir sus adelantos para incorporar nuevos sistemas al punto de venta, desde estas líneas abordamos novedades que afectan a la estructura empresarial y a nuevas formas comerciales, que muchas simplemente suponen una actualización de un sistema tradicional, pero que irrumpen en la cadena agroalimentaria para sorprender, divertir y responder a motivaciones e inquietudes del consumidor.
El supermercado que vende la fruta y verdura que cultiva en su techo, desarrollado en la ciudad de Montreal por IGA Duchemin. Se trata de un supermercado que cuenta con una huerta que supera los 2300 metros cuadrados de superficie localizados en el techo del propio edificio. Se optimiza el uso de la azotea y se crea un espacio hortícola donde se introducen de forma novedosa conceptos como proximidad, medioambiente, y venta directa de una treintena de productos hortícolas ecológicos. Además la techumbre también acoge colmenas que permiten la venta de cerca de 200 kilos de miel a finales de septiembre en el propio supermercado.
Retorno y reutilización de envases. Ya encontramos en nuestro entorno muchos establecimientos que han decidido prescindir de los envases. Pero en el caso de la tienda online Spin Food se incluye el retorno y reembolso del valor de los mismos. Cuenta con un proceso de limpieza y esterilización de envases que permite la reutilización agroalimentaria. Así pues, se trata de una tienda libre de plásticos, que permite escoger entre varios formatos de envase, siempre 100% reutilizables y reciclables al final de su vida útil.
La tienda cuya unidad de venta es directamente una receta con sus ingredientes e indicaciones para su elaboración. En Bilder & De Clercq, Amsterdam se venden packs que corresponden a los ingredientes de un plato determinado. La organización de este supermercado varía muchísimo de la norma, pues cada estante representa una receta. biendo las pertinentes instrucciones.
Trabajadores compradores. En París, La Louve fue el primer supermercado colaborativo de la ciudad. Consiste en un proyecto en donde las tres cuartas partes de los trabajadores, son voluntarios, y colaboran en el establecimiento 3 o 4 horas al mes a cambio de disfrutar de sus precios ventajosos, sin poner en cuestión la calidad de su cesta de la compra.
En esta línea de supermercados encontramos The People’s Supermarket, que muestra gestión innovadora para nosotros pero que en Reino unido ya tiene 11 años. Una alternativa responsable y sostenible a las cadenas de supermercados tradicionales. En este esta empresa de distribución se acepta el precio justo de los proveedores y en el interior de sus tiendas jamás encontramos anuncios con descuentos persuadiendo al consumo innecesario, a comprar lo que no se necesita.
Diseño y conveniencia. Mini M en Toulouse alía la proximidad y el precio justo. Es una especie de contenedor ubicado en el centro del campus de Toulouse, un pequeño supermercado que está diseñado, especialmente, para atender las necesidades de los estudiantes de la Universidad de Toulouse. El diseño vibrante y el color de la tienda contrastan llamativamente con el resto de la arquitectura del campus. En su interior, las secciones son identificadas por sus colores y todos los productos son acomodados en una moderna estantería de madera, que hace alusión a los tradicionales puestos de mercado europeos. Los productos son vendidos con un escaso margen comercial para reforzar el compromiso social con los estudiantes.
Venta de alimentos sin categoría comercial. Se trata de comercio de alimentos aptos para consumo, pero no comerciales, no seleccionados o fuera de la fecha de consumo preferente. El ejemplo desde 2016 de Wefood en Dinamarca ha establecido alianzas estratégicas con varios supermercados nacionales, así como con productores locales e importadores de frutas y vegetales. A través de dichas relaciones, este supermercado logra recibir una gran cantidad de productos aptos para consumo, pero estéticamente descalificados o caducados que permite vender hasta un 50% por debajo del precio habitual.
Para terminar esta reflexión sobre modelos innovadores termino citando a Daniel Innerarity, «La política del big data ha suscitado un gran número de promesas fascinantes, pero no deberíamos infravalorar los momentos de incertidumbre en lo que suponen de límite epistemológico y de espacio de libertad. Mientras los sistemas humanos sean complejos, contradictorios y paradójicos, los datos generarán un conocimiento que seguirá siendo refutable, humano, demasiado humano».
Pues sí, hablando de innovación y tiendas del futuro, que la digitalización, el Big Data y la tecnología nos acompañen, pero que no nos guíen ni nos cieguen.