Son múltiples las referencias a la cerveza en diferentes autores, obras y épocas y he elegido tres de ellas de autores que considero deben de estar presentes en cualquier biblioteca que se precie.
Si les digo el bardo de Avon, ustedes gente instruida, no dudarán ni un instante y en seguida les vendrá a la mente el más grande autor en habla inglesa. Y, efectivamente, hablamos de William Shakespeare, y de su obra Cuento de Invierno –The Winter´s Tale–, clasificada como comedia dramática por unos o de uno de sus romances tardíos por otros.
En esta, el personaje de Autólico, un pícaro, vagabundo y ladronzuelo que se dedica a descuidar la ropa que se seca sobre los setos con su gancho o a engañar a los que acuden a las ferias, todo acompañado de cantos y ejecutando algo parecido a una danza con gracia y desparpajo, en su irrupción en la obra en el Acto IV, Escena III, entona lo siguiente: «Tiembla en el seto una ropa muy blanca / como al compás del ave que canta. / Si le echo mano me iré a la taberna / a honrar a los dioses de la cerveza».
A Autólico se le presentaría un problema a la hora de elegir taberna en el tiempo en que lo sitúan, el periodo jacobino de la historia de Inglaterra, dado que coexistían las que servían la cerveza tradicional inglesa, la ale, con las que servían la que venía del continente, denominada beer. La diferencia estribaba en la presencia de lúpulo en la beer continental y su ausencia en la ale de las islas. Como comprobaremos a lo largo de la historia, en este enfrentamiento salió victoriosa la beer, por goleada.
«Un vaso de cerveza, un trozo de galleta y ya está firme el espíritu y el pensamiento se aclara, y la voluntad renace». Este pequeño fragmento, puesto en boca de Raskolnikof en la novela Crimen y castigo de Fiódor Dostoievski, nos muestra los efectos más que recomendables del consumo de nuestro amado fermentado.
Imagino al protagonista de la inmortal obra paladeando una imperial stout, cerveza muy popular entre la Corte Imperial Rusa, o una porter, cervezas capaces de obrar maravillas en el atormentado Rodia.
Daremos un gran salto en el tiempo y regresamos a nuestros días. Hablamos ahora de un escritor de origen japonés que en los últimos años aparece siempre entre los más firmes candidatos para ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Haruki Murakami, contestarán prestos, y su acierto será tan pleno como el de los que han apostado, hasta ahora, en contra de la concesión de dicho premio a nuestro autor.
En su ensayo autobiográfico De que hablo cuando hablo de correr, cita lo siguiente «cuando se vive en Boston la cerveza de barril Samuel Adams –summer ale– y los donuts de Dunkin, son esenciales». En cuanto a dichos donuts, no puedo hablarles de sus cualidades y calidades, por desconocimiento. Algo más puedo aportarles sobre la summer ale de Samuel Adams. Elaborada por la Boston Beer Company, es una cerveza estacional, disponible entre abril y agosto y de estilo american wheat beer, dentro de la categoría american standard beer.
Es un ale de trigo, elaborada con lúpulo alemán hallertau mittelfrüh noble y maltas pale y de trigo. Ligera, refrescante y muy cítrica y especiada. Una adaptación al gusto americano de una clásica weissbier alemana.
Beban cerveza y lean; créanme cuando les digo que es una buena combinación. Disfruten de ambas simultáneamente y la lectura será más intensa y la cerveza más sabrosa.