El hogar de las garna-chicas
De los apellidos Rodríguez Diago, surge el nombre de Rodi, restaurante que abrieron los padres de Blanca y Mari, Avelina y Joaquín, en el ya lejano 1968. En 1987 las dos hermanas se hacen cargo del negocio, abandonando el hospedaje que hasta entonces ofrecían. Aunque han evolucionado mucho desde entonces, jamás se han olvidado del carácter familiar y cercano del restaurante.
Que sigue siendo un restaurante de servicio, con un ajustado menú del día –12,50 euros, vino incluido–, para dar servicio a viajeros y trabajadores. Y para animar a los locales, los viernes tapa gratis con la consumición. Pero también mucho más.
Blanca es quien cocina, a partir de productos de cercanía y calidad, mientras que Mari se ocupa de la barra, la sala y de recomendar los numerosos vinos –especialmente de la DOP Campo de Borja– que atesora su bodega. Un ambiente familiar y cercano, que no empece para que nos encontremos ante un sólido y profesional establecimiento.
Su culinaria, aparentemente de corte tradicional y aragonés, ofrece platos tan nuestros como son las Migas con huevo y uva –también para celíacos–, el Arroz a la aragonesa, los Huevos al salmorejo, la Gallina en pepitoria, el Jarrete de Ternasco de Aragón IGP o el logrado Flan de moscatel. Aunque no faltan propuestas más globales y actualizadas, como sus Bombas de queso, la exclusiva –se elabora de propio para ellas–Pasta fresca de trigo duro y uva garnacha rellena de longaniza Rodi o la Lubina a la sal de garnacha; siempre con su toque personal y garnachero.
No obstante, y si se desplaza hasta allí, lo más recomendable es acercarse a su menú degustación –35 euros–, integrado en la Ruta de la Garnacha. Son cinco pases, acompañados por dos vinos del Campo de Borja, que entremezclan lo clásico con lo novedoso, en los que no faltan sus propios productos, como los embutidos.
Es, pues, el Rodi, un restaurante inusual, de los que deberíamos tener más en nuestros pueblos, capaz de demostrar cómo desde Fuendejalón –o cualquier otro lugar– la gastronomía, la buena cocina, es capaz de trascender de su lugar de origen.
Otras garnachas
Pareciera que a las hermanas Rodi se les quedara pequeño el restaurante. No contentas con dar de comer a propios y visitantes, han creado su propia gama de productos, con la garnacha como emblema.
En el origen fueron los pétalos de sal de garnacha, allá por 2014, elaborada también de forma artesana, sin conservantes, ni colorantes, que presenta un bonito color rojizo, gracias al aporte del vino de garnachas centenarias de la DOP Campo de Borja. Un producto ideal para aliñar carpaccios, verduras a la plancha, tempuras, ensaladas, incluso postres, que ya se comercializa en Aragón, País Vasco, Navarra, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Comunidad de Madrid, Cataluña y Asturias.
De ahí saltaron, un año después, a los garnachicos, unos mazapanes al vino de garnacha –sin que falte la pizca de sal de garnacha–, apenas dulces, pues contienen un 40% menos de azúcar que los convencionales, que se presentan ya en tres formatos diferentes: clásicos, con chocolate banco y chocolate rubí.
Visto su éxito, se atrevieron con la sal al aroma del Moncayo, sal marina del delta del Ebro, a la que se incorpora tomillo y romero del Moncayo. Una propuesta que aromatiza numerosos platos y guisos.
Su siguiente paso fue el embutido, con la creación de chorizo y longaniza curados, según las fórmulas tradicionales de Fuendejalón. Y sí, la garnacha también está presente, en forma de sal y vinagre, que se incorpora a las carnes de cerdo. Sin aditivos, ni conservantes, tampoco llevan gluten ni lactosa.
No resulta extraño, pues, que hayan obtenido recientemente el premio Alimentos de España a la Restauración, que reconoce su «gran capacidad de innovación en la elaboración de platos y productos con base en vino de la zona. También es reseñable la incorporación en sus elaboraciones de nuevas tendencias de consumo y mercado, manteniendo la esencia de las producciones».
Ni que las podamos ver en diferentes ferias y salones promocionando sus productos, con la labia que les caracteriza. Es la pasión por una uva y vino, la garnacha –siempre de Fuendejalón– que les ha hecho escaparse de su zona de confort para saltar al mundo.
La ficha
Restaurante Rodi. Ctra. de La Almunia-Magallón, s/n. Fuendejalón | 976 862 039 | Horario: Todos los días, de 8 horas hasta fin de comidas; tardes de lunes y martes, desde las 20 horas; tardes de miércoles, jueves y domingo, cerrado; viernes y sábados, cenas previa reserva. | Menú del día, 12,50 euros; fines de semana y festivos, 15,50 euros. | Menú degustación, Ruta de la Garnacha: 35 euros. | Precio medio a la carta: 22 euros. | Recomendado reservar. | Admite tarjetas, salvo American Exprés. | Terraza, con su propia oferta. | Platos para llevar. | Buen acceso discapacitados. | Fácil aparcamiento.
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