EL BUSCÓN. Syriana

Cocina siria familiar

Lian Alahmad, en la cocina, y Yousef Shahibar, en la sala. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.

En apenas unos meses se ha consolidado en su barrio, san José, y en todo Zaragoza. De la mano de Lian Alahmad, en la cocina, y Yousef Shahibar, en la sala, la cocina familiar siria que ofrece Syriana ha conquistado a los más diversos paladares. Sin más trucos que practicar la cocina doméstica de su país, del que tuvieron que exilarse.

La carta, que se acaba de ampliar, resulta más que suficiente para acercarse a esta gastronomía, no tan lejana de la nuestra, presidida por un inteligente uso de las especias. La mejor opción para descubrir sus sabores consiste en pedir lo que denominan plato combinado –nada que ver con lo que aquí se entiende como tal–, un surtido con bastantes de sus propuestas, o dejarse llevar por las sugerencias de Yousef, que les guiará por esta comida.

Podrá disfrutar de Croquetas de falafel, Humus, Warak enab –hojas de parra rellenas de arroz–, Muhammara –crema de pimientos asados–, Mutabal –berenjenas asadas con salsa tahine–, Baba gannouj –berenjenas asadas en forma de ensalada– Labna –crema de queso–, ensalada y la imprescindible presencia del pan de pita.

El delicioso Secreto de la abuela. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.

Para seguir con otro plato de carnes variadas: pincho moruno, shish tawon –pincho especiado de pechugas de pollo–, costillas de ternera o Kebba Alepo, croquetas rellenas de ternera. Sin olvidar el imprescindible Secreto de la abuela, una de las especialidades de la casa. Además de los platos especiales que salen cada día fuera de carta.

De acuerdo con su tradición laminera no faltan dulces bien resueltos, como la baklawa y la mehalabia.
Poco a poco, en función de los ingresos, van decorando el espacio, que resulta muy agradable, con una pequeña terraza en la calle. Ofrecen también comida para llevar y, cuando mejoren la oferta de vino, será perfecto para disfrutar de una comida o cena compartida.

Sin olvidar su carácter solidario, ya que destinan al menos el 5% de sus beneficios a los campos de refugiados.