Regresábamos de nuestro periplo escocés, cuando nos desviamos a Liverpool. ¿Quién puede rechazar una visita, aunque sea fugaz, a The Cavern y a Anfield por este orden?
Como en el viaje nos guiamos por el proverbio chino –¿son todos los proverbios chinos?– que dice: «Es mejor ver algo una vez, que escuchar sobre ello mil veces», decidimos, después de informarnos, tomar un ferry y dirigirnos a Dublín. Ocho horas de singladura por el Mar de Irlanda.
Si juntamos dos palabras una, Irlanda y la otra, que es santo y seña de nuestros artículos, cerveza, a la mayoría de nuestros lectores les vendrá a la cabeza, como por ensalmo: Guinness. Tanto es así que en España se llegó, en momentos en los que no existía apenas variedad, a lexicalizar como guinness a toda cerveza stout –dry stout–. Aquí, cerveza negra.
Tradicionalmente se considera que los dos estilos de cerveza con raíces irlandesas reales, son la Irish Red Ale y la Dry Stout o Irish Stout, popularmente conocidas como tostada y negra.
La tostada
De la primera de ellas destacaríamos el carácter a malta, con un suave dulzor inicial a toffee, mantequilla, un afrutado suave y el final seco del tostado con el inconfundible matiz rojizo a la vista.
El productor clásico de este estilo sería Smithwick´s en Kilkenny que junto a Macardle Moore en Dundalk y Cairnes en Drogheda se fusionaron brevemente a principios de la década de los sesenta, en lo que llamaron Irish Ale Brewers, buscando un estilo que fuera típicamente irlandés y que no fuera negro. Posteriormente fueron absorbidos por Guinness y su producción llevada a Dublín.
La negra
En cuanto a la Irish Stout, hablaríamos de una cerveza tostada sin compromiso, de color negro azabache, con sabor pronunciado a café torrefacto, notas de cacao y cereales tostados y con amargor de lúpulo medio y final seco y cremoso.
La más popular a escala mundial de este estilo es, cómo no, la Guinness Draught. Otras cerveceras irlandesas especializadas en este tipo son Beamish y Murphy’s, actualmente pertenecientes ambas al grupo Heineken.
En la Guía de Estilos de Cerveza del Beer Judge Certification Program, BJCP, también se incluye en el apartado dedicado a las cervezas irlandesas, el estilo denominado Irish Extra Stout, de características similares a la Irish Stout, aunque con más cuerpo, riqueza de sabor y mayor complejidad que esta.
Hay que tener en cuenta que dicha cerveza tiene diferentes intensidades según las zonas del planeta en donde se comercializa. Se suele tomar como ejemplo de este estilo la Guinness Extra Stout, en su versión para el mercado estadounidense.
Los independientes
En Irlanda y en esas joyas que son sus clásicos pubs, las poderosas cerveceras globales controlan aproximadamente el 96% del mercado, a través de lo que se denomina acuerdo de exclusividad. El acuerdo consiste en ofrecer cervezas a mejor precio, suscripciones subsidiadas a las transmisiones deportivas en televisión, equipamiento y merchandising de la marca, etc. a cambio de garantizar el espacio exclusivo en el establecimiento. Es probable que de no existir esta circunstancia la diversificación de la cerveza en la isla fuera mayor.
A pesar de ello en la década de los noventa, una primera ola de cerveceras independientes florece en el verde paisaje irlandés, de ellas las más conocidas y longevas son Porterhouse, con sede en Dublín y Carlow Brewing en la población de Carlow, con las cervezas del apellido familiar O´Hara. Apuntar que de esta última cervecera, el Grupo Hijos de Rivera, propietario de Estrella Galicia, adquirió en 2017 un 32% de la misma.
Después de estos pioneros, otros pequeños cerveceros independientes se sumaron al fenómeno craft, entre ellos podríamos nombrar Galway Bay, condado de Galway; White Gypsy, Tipperary; Kinnegar, Donnegal; Trouble Brewing, Kildare; y West Kerry/Beoir Chorca, Kerry.
Y, más recientemente, y con gran impacto, Whiplash y Stone Barrel en Dublín; YellowBelly, Wexford; White Hag, Sligo; Western Herd, Clare; Brehon Brewhouse, Monaghan; y O Brother, Wicklow.
Resulta indudable que Irlanda también merece una visita de los buenos cerveceros. No resultarán decepcionados y volverán, como nosotros, con los ojos inundados del verde del paisaje y el paladar de una stout en la memoria.