Ana y Arantxa ha encontrado en El Olivo un trabajo que le hace felices. Y a sus clientes. FOTO: Gabi Orte Chlindrón.
Nació en marzo de 2015 como bar de tapas, de la mano de las hermanas Ana y Arantxa Marín Patiño. Siete años después, además de uno de los templos de la tortilla de patata en Zaragoza, es un establecimiento que navega a velocidad de crucero, una vez que han encontrado y determinado su rumbo.
Que pasa por atender a los clientes como si fueran amigos o familia y, además, obtener una buena calidad de vida que les permita no estar permanentemente enfadadas con el mundo, como les sucede a otros hosteleros.
Sin olvidar su tortilla, parte de su éxito, que les ha permitido colocarse en el amplio mapa de la oferta zaragozana, las hermanas han optado por centrarse en los desayunos –con dulces laminerías elaboradas allí mismo– y las comidas tradicionales, desechando otras opciones. De ahí su horario, de 10 a 16, centrado en desayunos, almuerzos y comidas, que tampoco son los habituales menús diarios.
Aquí se impone el plato del día, que puede ser complementado por la crema correspondiente, configurando un menú que puede comerse –varía bastante, con dos opciones diferentes cada día– cotidianamente sin que canse a los habituales.
Como en casa de tu madre o de tu tío, ese que cocina tan bien; lo que, por cierto, era el caso del señor Marín, abogado, conocido en los mercados de Madrid por sus compras sabatinas –el único día que podía hacerlo por su trabajo– que transformaba en su cocina todos los fines de semana. Con tal bagaje Ana se sumó al proyecto de su hermana Arantxa a la hora de abrir el bar, responsabilizándose de los guisos, que suele bordar.
«Si hace así las tortillas, ¡cómo le saldrá el cocido!», decían algunos clientes. Y su cocido a la madrileña, siempre en temporada, ha ido alcanzando también el fervor del público. Que se suma a otros platos –fabada asturiana, garbanzos con bogavante, diversos arroces– que suele preparar por encargo, para disfrutar allí o para llevarse a casa.
Berenjenas a la parmesana, uno de los posibles platos del día. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.
Sus platos del día presentan una gran variedad, pueden ser Mejillones en salsa, Pollo asado, Pisto con huevo, Albóndigas al Oporto, Quiche de puerros y gambas, Arroz con verduritas, Pimientos rellenos, Filetes rusos. Cocina familiar, que nunca se repite a lo largo de la semana, con dos ofertas diarias.
Complementada por la crema diaria, por ejemplo ahora en temporada, un logrado gazpacho, gracias a productos de calidad.
Cocina doméstica y popular trasladada al restaurante, sabrosa y abundante, variada y ecléctica, divertida en ocasiones, y servida con cariño y mucha amabilidad.
Además de su espectacular tortilla, pero eso da para otra historia.
La tortilla de El Olivo tal y como se sirve cualquier día, de lunes a viernes, sin más aditamentos. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.
A la tercera
Animadas por varias clientas, ya amigas, y ante la calidad de su tortilla de patatas, las hermanas Marín participaron por primera vez en la IV edición de la Liga de la Tortilla, quedando subcampeonas. Un magnífico resultado para unas debutantes, ya que tan importante como la calidad de la tortilla que elaboran en su establecimiento, resulta contener los nervios al tener que cocinarla ante el público y en unas cocinas que no son las propias.
Claramente, volvieron a quedar finalistas el año siguiente, el 2019, y ya en 2021, tras el parón de la pandemia, lograron –a la tercera va la vencida– alzarse con el título, quitándose así una espinita que tenían clavada.
Elaboran unas veinte tortillas diarias, aunque tienen el récord en treinta. «Una barbaridad, por lo que hemos decidido tomarlo con tranquilidad», explica Arantxa, que pide comprensión a los clientes. «Alguno hemos perdido por no querer esperar», recuerda, pero no piensa cambiar el sistema. Guisar la tortilla lleva su tiempo y «queremos que salga a la barra en su punto óptimo», sin forzar el ritmo en la cocina, ni contratar más personal.
Una esponjosa tortilla en su punto, cremosa en el interior, bien cubierta con una delicada capa compacta. Y sin cebolla…
Que se ha convertido en uno de los dos pilares de El Olivo, complementado con esa oferta diaria, que también trasmite sinceridad y cariño. En definitiva, un alegre proyecto de vida, cuya energía se trasmite a los clientes, que ha sabido encontrar en su especialización la forma de diferenciarse y conseguir su merecido hueco en la hostelería zaragozana.
Pues más vale poco –horario y oferta– y selecto, que mucho y vulgar. Larga vida.
La ficha
El Olivo. Corona de Aragón, 25 | 876 013 570 | Horario: De 10 a 16 horas. | Cierra sábados y domingos. | Vacaciones: agosto. | Crema del día: 3,50 euros. | Plato del día: 7 euros, sin bebida. | Precio medio: 12 euros. | Admite reservas. | Admite todas las tarjetas. | Terraza. | Aparcamiento público cercano, plaza de San Francisco.
