Daroca Bodega está empeñada en recuperar los viejos viñedos de la zona –garnacha y macabeo–, en peligro de desaparición por la alta edad de los viticultores. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.
El territorio aragonés cuenta con cinco zonas productoras de vino con Indicación Geográfica Protegida, una figura de calidad alimentaria que reconoce las características y particularidades de un producto que pueden atribuirse a una zona geográfica concreta en la que, además, se produce, transforma o elabora.
Estos territorios están vinculados históricamente a localidades con tradición vitivinícola. En algunos, ha continuado de generación en generación, mientras que en otros se están llevando a cabo tareas de recuperación de viñedos y variedades locales. Una dedicación con un objetivo común: la elaboración de vinos únicos y de calidad que se conviertan en auténticos tesoros.
IGP Bajo Aragón, IGP Ribera de Gállego-Cinco Villas, IGP Ribera del Jiloca, IGP Valdejalón e IGP Valle del Cinca son las ubicadas dentro del territorio aragonés, mientras que la IGP Ribera del Queiles es supracomunitaria, contemplando municipios navarros y zaragozanos.
Paula Yago, en las instalaciones de su bodega en Lécera.
El enólogo Jesús Navascués en los viñedos de Lagar de Amprius, en pleno Matarraña.
IGP Bajo Aragón
Se trata de la Indicación Geográfica Protegida de Aragón con mayor superficie de territorio amparada. En total, 82 municipios pertenecientes a las provincias de Zaragoza y Teruel. Va desde Beceite, en la comarca del Matarraña, hasta Jaulín, en la Comarca Central, y de Mequinenza, en el Bajo Cinca, hasta Plenas, en el Campo de Belchite.
Su climatología y geografía son idóneas para el cultivo de la vid. Son tierras llanas o suavemente alomadas, con suelo arcilloso y calcáreo, y una altitud que se sitúa entre los 120 y los 630 metros. En cuanto al clima, es mediterráneo y semicontinental. Todo ello otorga unas características singulares a los vinos.
Las variedades tintas autorizadas dentro de su pliego de condiciones son la garnacha, cabernet sauvignon, merlot, mazuela, syrah y tempranillo.
Además, cabe destacar una variedad autóctona especial: la derechero de Muniesa. Para los blancos, se emplean la garnacha blanca, macabeo y chardonnay.
Dentro de la Asociación Vinos de la Tierra de Aragón, elaboran sus vino con esta IGP, Bodegas Tempore, en Lécera, y Amprius Lagar, en el Matarraña. La primera es una bodega familiar, con tres generaciones de viticultores, dedicada a la elaboración de vinos ecológicos y veganos. La segunda busca la singularidad y expresar el carácter del terroir, también con certificación ecológica.
Pilar Morón y Carmen Tenías, de Bodegas Ejeanas.
Alex Ascaso, de Edra, junto a sus viñedos.
Jorge Senar, de Pegalaz en Santa Eulalia de Gállego.
IGP Ribera del Gállego-Cinco Villas
En un marco incomparable, al nordeste de las provincias de Zaragoza y Huesca con el río Gállego como principal referente. Un entorno donde la variabilidad pluviométrica y climática de las sierras prepirenaicas, junto al terreno pedregoso, otorgan matices especiales a los vinos.
Ayerbe, Biota, Loarre, Almudévar y Uncastillo son algunos de los 32 pueblos que forman parte del territorio de esta IGP, en la que las variedades tintas y blancas comparten protagonismo. Macabeo y garnacha blanca se emplean para los blancos, mientras que los tintos están elaborados con garnacha, mazuela, moristel, merlot, monastrell, syrah, cabernet-sauvignon y tempranillo.
La Cooperativa Virgen de la Corona –Aixena Bodega– de Almudévar, Edra Bodega de Ayerbe, Bodegas Pegalaz de Santa Eulalia de Gállego y Bodegas Ejeanas de Ejea de los Caballeros están autorizadas para la elaboración de vino con IGP Ribera del Gállego-Cinco Villas y forman parte de la asociación. Cada una de ellas con su propia personalidad, historia y filosofía, siempre prestando gran atención a los pequeños matices y características que el terroir les otorgan.
IGP Ribera del Jiloca
Una de las características que diferencian a esta IGP es su geografía. Las laderas pizarrosas del Sistema Ibérico y la gran altura de sus viñedos permiten obtener vinos de gran calidad. Respecto al clima de esta zona ubicada al suroeste de Zaragoza y noroeste de la provincia de Teruel, destacan las bajas precipitaciones y las temperaturas extremas en invierno, produciendo un microclima que favorece la vid.
Con gran historia, pues el Ayuntamiento de Daroca cuenta con registros sobre el cultivo y elaboración de la vid que datan del 1581, así como variedades autóctonas como el provechón y negralejo. Este municipio, junto con otros como Murero, Orcajo y Mainar forman parte de la IGP. En total, 21 pueblos autorizados.
Algunas variedades tintas utilizadas para sus vinos con Indicación Geográfica Protegida son bobal, robal, merlot, monastrell, syrah, tempranillo, mazuela, garnacha, cabernet sauvignon y moristell, también conocida como Juan Ibáñez. En blancos, macabeo, chardonnay y garnacha blanca.
La Cooperativa Santo Tomás de Aquino, Daroca Bodega, es la bodega asociada a Vinos de la Tierra de Aragón que elabora vinos bajo esta IGP. Cuenta con más de un siglo de historia y buscan recuperar viñas viejas con el objetivo de mantener su historia viva.
La familia López, de Epilense de Vinos y Viñedos, entre sus viñas. FOTO: Javier Marín.
IGP Valdejalón
Vertebrada por el río Jalón, es una zona de contrastes donde los suelos predominantes son de tipo calcárico y cútrico con escasez de materia orgánica. El territorio también alcanza a las comarcas del Aranda y la Ribera Alta del Ebro. Su clima cuenta con temperaturas extremas y bajas precipitaciones, destacando los vientos fuertes del noroeste, el cierzo, que, sobre todo en invierno, intensifica los efectos de las bajas temperaturas.
Morata de Jalón, Ricla, Illueca, Tierga y Épila son algunos de los 37 municipios que acoge esta Indicación Geográfica Protegida, además de parcelas determinadas situadas en Zaragoza capital.
Chardonnay, garnacha blanca, macabeo y moscatel de Alejandría son las variedades blancas. Las tintas son cabernet-sauvignon, garnacha tinta, graciano, mazuela, merlot, monastrell, syrah y tempranillo. Además, una de las características de esta IGP es que es la única autorizada a elaborar vinos de licor.
Dentro de la Asociación de Vinos de La Tierra de Aragón, Epilense de Vinos y Viñedos es la única que elabora bajo esta IGP. Una bodega situada en el casco histórico de Épila, en la propia casa familiar, y produce vino con doble certificación, IGP y ecológica.
Teresa Ferrer, de Valonga, entre sus viñedos.
IGP Valle del Cinca
Binéfar, Fraga, Monzón, Zaidín y Belver de Cinca. Estos son algunos de los municipios que se encuentran dentro de esta IGP ubicada en el extremo meridional de la provincia oscense, limitando al oeste con la comarca de los Monegros y al este con Cataluña. En total, 20 localidades.
En la historia vitivinícola de la zona destaca la presencia de los templarios en el siglo XII, lo que supuso la transformación de los cultivos con nuevos sistemas de regadío. Un hecho relevante ya que los suelos donde se ubican las vides cuentan con una textura franco arcillosa en la que predominan los limos finos sobre los gruesos.
Las variedades que se utilizan dentro de esta Indicación Geográfica Protegida son más diferentes a las de otras zonas de Aragón, como cabernet franc, cabernet sauvignon, garnacha tinta, graciano, mazuela, merlot, moristel, parraleta, pinot noir, syrah y tempranillo en cuanto a las tintas. En las blancas se encuentran autorizadas la gewürztraminer, chenin, riesling, sauvignon blanc, malvasía, chardonnay y moscatel de Alejandría.
Finca Valonga, en Belver de Cinca, es una bodega familiar elaboradora de vino bajo esta IGP y que se encuentra dentro de la Asociación de Vinos de la Tierra de Aragón.
Cuenta con una larga trayectoria, pues en 1931 ya producían vino en esta antigua finca agrícola que cuenta, incluso, con escuela tradicional que se puede visitar.
