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TINTA DE CALAMAR. Quien arroz come, buenos carrillos pone

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Así nos habla el sabio refranero y, claro, nos pensamos que somos arroceros en España. Qué va. Somos unos aficionaos.

Mi compañero en el trabajo Lobo el colombiano podría comer arroz todos los días. Es como para nosotros comer pan. Con todos los platos hay algo de arroz.

Como diría Visini en La princesa prometida, es inconcebible un día en América sin este cereal.

Da igual que prepares un primer plato y un segundo porque como falte, te lo van a preguntar «¿Y arroz?»

Y bueno, pues algo nada malo les llevaron a nuestros hermanos latinos los conquistadores de antaño gastronómicamente hablando.

Cierto es que nos trajimos maravillas como la patata, el pimiento, la pimienta, el maíz, el todopoderoso tomate…

Pero hay que recordar de vez en cuando, que también los españoles llevamos las lentejas y garbanzos, las cebollas, el ajo y, por supuesto, el arroz. Su patata nos salvó de las hambrunas a media Europa y nuestro arroz hace lo mismo con ellos, antaño y a día de hoy.

Quid pro quo. ¿No es maravilloso?

El Arroz con habichuelas del Caribe, el Tacu tacu peruano, que aprovecha la comida del día anterior, los Frijoles con arroz mejicanos, el Congri cubano… ninguna de estas recetas tiene nada que envidiar a la mejor paella que podamos comernos.

Y estos casos tocando solamente el continente americano, pues si pensamos en India o Asia, nos da para una enciclopedia arrocera.

Cuando estamos mal de las tripas, arroz cocido.

Cuando gritamos que vivan los novios, arroz, claro está. Y como se dice en Amanece que no es poco, de Calasparra.

Si queremos secar el teléfono móvil que se nos ha mojado, arroz.

¿Queremos madurar las frutas rápidamente? A un cesto con arroz.

¿Hay que comprobar la temperatura del aceite, fertilizar nuestras plantas, limpiar el molinillo de café, hacer un sonajero, evitar que la sal se pegue, proteger nuestras herramientas de la oxidación?

Arroz y arroz.

¿Y en esta época que nos llegan ya los ranchos y paellas populares en las calles de nuestros pueblos?
Arroz.

Ah, y caracoles.

¡Un hojaldre relleno de bacalao, puerros y trigueros y una panceta ibérica asada a baja temperatura, marchandoooo…!

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