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Si el año pasado la DOP Calatayud tuvo que adelantar quince días su vendimia, hacia mediados de septiembre de 2022 –en la que fue la cosecha más temprana desde su existencia– esta temporada, los viticultores y las Bodegas están empezando a recoger las uvas en fechas más habituales. Gracias a las lluvias caídas las últimas semanas, así como a las precipitaciones del mes de junio de 2023, que dieron un respiro a la viña al aliviar el estrés hídrico que sufría la planta tras un invierno y una primavera muy secos, la DOP Calatayud acaba de arrancar oficialmente su vendimia 2023.

La altitud de los viñedos y sus condiciones orográficas suelen marcar una vendimia especialmente tardía para la DOP Calatayud, que empieza por lo general a finales de septiembre y puede alargarse hasta mediados de noviembre. Hemos vuelto, por lo tanto, a unas fechas más habituales con el inicio de la vendimia de las variedades macabeo, tempranillo y syrah; la garnacha autóctona, que representa el 62% de la superficie total de los viñedos, siendo la última en ser recogida a partir de principios de octubre.

En esta época de vendimia, la amplitud térmica entre las temperaturas del día y de la noche favorece una maduración más lenta de las bayas, que alcanzan la perfecta maduración fenólica en este periodo del año; también es cuando se generan los aromas que desarrollarán los vinos y los hará únicos y excepcionales. El cultivo se ha desarrollado sin apenas incidencias de plagas y enfermedades criptogámicas debido principalmente a la sostenibilidad natural de sus viñedos de altura, con el viento barriendo las viñas, evitando así que los hongos puedan proliferar a causa de la humedad. La sequía que ha asolado toda la península ibérica durante el año 2023 también ha llevado el nivel de humedad a sus mínimos, lo cual ha permitido iniciar la vendimia con un estado sanitario excelente de la uva y de la viña. Cabe señalar que las viñas viejas de garnacha responden muy bien a estas épocas de sequía, pues sus raíces se encuentran a más profundidad que los viñedos jóvenes, lo cual ha sido un elemento diferenciador y generador de valor añadido para los vinos de la denominación.

El año pasado, se recogieron en la DOP Calatayud unos 12,5 millones de kilos de uvas recogidos, es decir un 25% más que en la campaña anterior. Fue por lo tanto una cosecha abundante, con racimos bien formados gracias a un invierno moderado y una primavera lluviosa. Para este año 2023, las previsiones del Consejo Regulador de la DOP Calatayud son un poco más conservadoras debido a las altas temperaturas registradas durante todo el verano, que han provocado que la uva madurara antes de lo previsto, por lo que estiman llegar a unos 9 o 10 millones de kilos de uvas recogidos.

La producción será más reducida, selecta y de una calidad excepcional por el equilibrio estructural y aromática de los vinos resultantes. Unos vinos que suelen ser una joya muy buscada por su combinación de dulzor, acidez y frescura, de una alta sofisticación.