Con apuntes de nutrición y más de un centenar de recetas
En estos tiempos líquidos resulta difícil reunir a algunas decenas de personas para celebrar la presentación de un libro. Sin embargo, Adolfo Cajal consiguió llenar el salón de actos de la Diputación de Huesca el pasado martes, con un libro eminentemente gastronómico.
Con Mucho Gusto. Apuntes de nutrición y gastronomía saludable desde el Alto Aragón es el título de la obra que ha editado el Instituto de Estudios Altoaragoneses a este médico, gastrónomo y divulgador, muy conocido por sus diferentes colaboraciones en medios de comunicación y locales, así como una intensa actividad social. Fue presentado por el director del IEA, Alberto Sabio, y el presidente de los hosteleros oscenses, Carmelo Bosque, ya que la obra cuenta con la colaboración del Centro de Innovación Gastronómica de Aragón.
A lo largo de una conversación con José Miguel Martínez Urtasun sobre el escenario, Cajal fue desgranando los diferentes aspectos del libro, que se compone de tres partes, claramente diferenciadas. Una primera en la que aborda distintos aspectos relacionados con la nutrición, pero no como si de un dietista-nutricionista se tratara, sino desde la perspectiva de un maduro y sabio médico de familia, explicando los conceptos e introduciendo apuntes históricos, anécdotas y trucos de cocina.
En esa misma línea, posteriormente aborda más la descripción de más de un centenar de alimentos saludables, la mayoría cotidianos, pero también algunos más exóticos, incluido el aguacate, al que denigra debido a la ingente cantidad de agua que se necesita para producirlo.
Las 111 recetas que contiene siguen esta misma línea. Las tradicionales ‒como las migas‒, que describe tal y como se las contaron sus ancestros o se practica por la provincia; las que el mismo ha creado, pues todos los platos han sido testados y preparados por el médico, también cocinero; y las que ha adaptado a partir de las fórmulas de afamados cocineros como Arzak o Aduriz.
Una obra necesaria ‒el autor dice que se animó a emprenderla tras leer El infinito en un juno‒, que compila muchos datos dispersos en otros libros, de los que Cajal da cumplida cuenta, para que el lector amplíe aquello que más le interese. De ágil y amena lectura, un buen diseño que permite también su uso en la cocina, que se puede convertir en uno de los más agradecidos regalos navideños.