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El menú del día

Acelgas naturales

Solemos asociar la gastronomía a la alta, la especial, la de las grandes ocasiones. El DRAE la define como «arte de preparar una buena comida» y «afición al buen comer». Es decir que la cocina sencilla, la del ajustado menú de muchos restaurantes, la de los polígonos, también es gastronomía. Y, evidentemente, más extendida que la otra.

De ahí que haya que celebrar la idea de Horeca Restaurantes de celebrar un certamen para dilucidar cuál es el mejor menú del día de Zaragoza y provincia, por menos de 20 euros. Una treintena de restaurantes participan en el mismo, la mayoría en la capital, hasta el 30 de enero, para ser valorados por un jurado profesional, que tendrá en cuenta la elaboración, la presentación, la degustación, el servicio, el equilibrio del menú y la relación entre calidad y precio.

El futuro del menú, más allá de los polígonos y las zonas y épocas turísticas, se antoja incierto. Cambian las costumbres y muchos vuelven a las fiambreras ‒más conocidas ahora como ‘tuper’‒ o bien optan por un frugal refrigerio al mediodía para reponerse en casa a la hora de la cena. Las comidas de negocios escasean cada vez más, los viajantes también y menos mal que muchas economías poco holgadas recurren a este menú para sus celebraciones.

Lo cierto es que no ha tenido nunca muy buena prensa en nuestro país. Desde que Fraga impusiera un menú en las postrimerías de la dictadura, los españoles hemos mirado esta propuesta con mucha prevención. Como si quisieran colarnos sus peores productos.

Y es precisamente lo contrario. En los restaurantes populares franceses el menú diario suele componerse de varios platos de la carta, y siempre a mejor precio que si se eligen por separado. Es una forma de optimizar la cocina y las especialidades de la casa, ofreciendo a los clientes lo que mejor hacen o han comprado.

Ahí reside la batalla, en dignificar el humilde menú diario, optimizándolo tanto para el cliente, como para el hostelero. Darle el prestigio que nunca debió perder y este proyecto puede ‒debe‒ contribuir a ello.

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