Se atribuye al ilustre escritor aragonés del Siglo de Oro, Baltasar Gracián la conocida frase: «Lo bueno si breve, dos veces bueno» y cuando pensé en volver a tratar el tema de las IPA’s, y concluirlo, recordé el aforismo y pensé que bueno no sé si será, pero lo que es breve, tampoco.
En el artículo anterior reseñábamos todas las variaciones de este estilo de cerveza que podríamos considerar como oficiales, pero si ustedes gustan de o frecuentan establecimientos especializados en cervezas, allí encontrarán cantidad de denominaciones referidas a las IPA’s. Les indico algunos a modo de ejemplo: Session IPA, Imperial IPA o IIPA, Micro IPA, Triple IPA, West Coast IPA, East Coast IPA, referidas a ambas costas de los Estados Unidos, New Zealand IPA, Milkshake IPA, Sour IPA, etc. Es incluso probable que en el tiempo que tarden en leer este artículo haya surgido alguna nueva variedad y que, con el tiempo, consiga el beneplácito y la certificación de las guías de estilos, guardianes de la ortodoxia cervecera.
Esto nos lleva a la conclusión de que este mundo está vivo, inquieto, pulsante y que los límites son los de la creatividad y buen gusto del Maestro Cervecero.
Podríamos considerar las IPA’s como un redescubrimiento que habría que agradecer en primer lugar a los elaboradores caseros de cerveza, fundamentalmente estadounidenses y británicos, en la década de los setenta. En los Estados Unidos, la legalización federal de la fabricación de cerveza casera en 1978 por la administración Carter impulsa e inspira a muchos cerveceros, que dan un paso adelante en su búsqueda de tipos que se alejaran de la uniformidad y adocenamiento que presidía la oferta del mercado. Su labor, casi de alquimia, da origen a lo que se denominó movimiento craft –artesanal–, que se asienta con la posterior creación de micro cerveceras, durante la década de los ochenta.
Este movimiento craft, ya imparable, recuperó estilos de cerveza que languidecían o que prácticamente habían desaparecido y les da un impulso que los sitúan en una posición privilegiada. Como ejemplo: las Gose, las Berliner Weisse, las Imperial Stout y, sobre todo, las IPA’s.
El renacer de las IPA’s en manos de pequeñas cerveceras artesanales hizo que la demanda de lúpulo, que como recordarán su buen uso es la principal característica de este estilo, creciera de manera exponencial. Asimismo se desarrollan distintos y novedosos tipos de lúpulos que sirven para enriquecer el resultado final de las cervezas.
La contribución del lúpulo en la elaboración de cerveza está presente principalmente en los siguientes aspectos: en la intensidad del amargor, dependiendo del porcentaje de alfaácidos, y en el sabor y aroma que dependerá del porcentaje de aceites esenciales que atesore el tipo de lúpulo usado.
Así mismo, aunque de forma menos evidente, la sensación en boca, la formación de espuma, la estabilidad del aroma y sabor y, además su condición antimicrobiana, que inhibe el crecimiento de organismos que pudieran dañar en su resultado final, el sabor y la apariencia de la cerveza.
Si es usted aficionado al amargor, a sabores y aromas florales, terrosos, cítricos, herbales, a pino, afrutados y sí, una vez más disfruta del amargor, no hay duda de que usted sabrá apreciar una IPA.
Resulta curioso que una cerveza creada en Gran Bretaña para el mercado indio, es revivida en los Estados Unidos para ser acogida de nuevo por cerveceros británicos. Viaje de ida y vuelta, como algunos cantes de los palos flamencos.