David Baldrich toma las riendas del clásico establecimiento para recuperar su gastronomía tradicional y tapas emblemáticas
Casa Pascualillo –Libertad, 5. 50003 Zaragoza. 876 777 777– vuelve a abrir sus puertas, eso sí, con apellido: by La Senda. El conocido cocinero David Baldrich, propietario de La Senda, restaurante poseedor de un Sol Repsol, asume la dirección del histórico establecimiento, que abrió sus puertas en el Tubo en el lejano año de 1939.
«Queremos recuperar un emblema histórico del Tubo ‒afirma el chef‒, manteniendo muchos de sus platos y tapas clásicos, aunque también actualizaremos otros y acercaremos a la zona algo del espíritu de La Senda». De hecho, el proyecto cuenta con la aquiescencia de Guillermo Vela, quien regentara Casa Pascualillo, junto a su mujer, Teresa Blasco, durante casi 40 años.
Quino Camín, profesional de larga, variada y fructífera trayectoria, es el jefe de cocina. Ha trabajado, por ejemplo, el Eidfjord Fjell&Ford Hotel, en Noruega; como responsable de cuarto frío en el Catering La Bastilla, o también como jefe de cocina en el restaurante Neres, en Torrecilla de Valmadrid, o el Alaun 14, en Zaragoza.
De momento la remozada Casa Pascualillo abre tan solo la planta baja, aunque en breve los aficionados podrán disfrutar del comedor de la primera planta ‒con salones reservados‒ y del sótano, dedicado a fiestas y eventos privados.
Desde este mismo martes, 14 de mayo, ya se puede disfrutar de una amplia propuesta de tapas, como croquetas de jamón, de bacalao y la del mes, que irá variando; la clásica empanadilla de atún y otra argentina; dos gildas, la tradicional y la de boquerón, y dos salmueras, la habitual y otra acompañada de mantequilla a la brasa, además del imprescindible boquerón.
No faltarán otros clásicos, como la singular ensaladilla rusa García, el huevo relleno de atún, el pimiento relleno de merluza y gamba, un montadito de longaniza batida y otro de Papada, pimiento, tomate seco y ajo.
Por supuesto, vuelve al Tubo, en forma de ración, las sorprendentes cigalas de huerta ‒ajos tiernos fritos‒, en dos versiones, la clásica y la actualizada. No podían faltar otros clásicos del Pascualillo, como los torreznos o el estofado de toro, que se apoderarán de nuevo de su larga barra transversal. También habrá dos versiones en forma de patata brava clásica y la nueva patata Pascualillo. Y se podrá disfrutar de cazón adobado, callos, albóndiga de ciervo, ajoarriero y caracoles a la aragonesa. Poco a poco se irán incorporando algunas de las tapas históricas de la casa.
Una amplia variedad de clásicos de barra, a los que se suma el conspicuo huevo Senda, una creación que acompaña a Baldrich desde que abriera su primer restaurante en el barrio de Torrero, que se ha convertido en un icono de su cocina. Junto al huevo, se irán turnando diferentes tapas y raciones basadas en platos históricos de La Senda.
Plato del día
Tras este arranque tapero, Casa Pascualillo by La Senda ira incorporando novedades, entre la que destaca el plato del día, una oferta en la que no habrá límites culinarios y que tanto podrá consistir en una lasaña mediterránea, unas sabrosas legumbres o un plato noruego.
En breve se abrirá el comedor de la primera planta, donde se podrá disfrutar de la carta del Pascualillo y del previsto menú de fin de semana. El sótano se ha adaptado para albergar fiestas y eventos privados, con servicio de camarero y también comida.
Casa Pascualillo
Fue en 1983, cuando Casa Pascualillo pasó a manos de Guillermo Vela Álvarez, capitán de buque mercante, y de su esposa, Teresa Blasco. Nieto de Pascual Alvárez y Bruna Enrique, que lo habían abierto en1939, lo convirtió no solo en un referente del Tubo, donde superó los difíciles momentos de los años 80 ‒«llegamos a quedar menos de diez bares», recuerdan‒, sino en un referente de la vida social, cultural y política de la ciudad.
Su ambiente cercano y familiar, el trato a los clientes y sus especialidades tradicionales, con gran éxito de público, animaron al matrimonio a ampliar el local, que fue totalmente remodelado en 2002, con mucho más espacio y diferentes comedores, además de una sala de exposiciones en la planta sótano.
Mas la última crisis, la de la pandemia, fue definitiva, por lo que Casa Pascualillo tuvo que cerrar sus puertas en octubre de 2020.
Atrás quedaban sus cigalas de huerta o los talentos, esa especie de museo del whisky y unas paredes llenas de fotografías de los famosos que allí repusieron sus fuerzas. Un pequeño rincón rendirá homenaje a la historia de esta casa, que aspira seguir siendo un referente de Zaragoza y el Tubo de la mano de David Baldrich. Y alcanzar, dentro de quince años, su merecido centenario ofreciendo placer a los aficionados.