«Los bares y restaurantes nos dan la vida y sin los proveedores no seríamos nadie»
Desde hace cuarenta años, Javier Mené, a través de su distribuidora surte de frutas, verduras, hortalizas y otros productos a bares y restaurantes. Sin su duro trabajo, los establecimientos verían complicarse el suministro de alimentos.
¿Cómo empezó?
Empecé por casualidad, porque yo me dedicaba a otro gremio. Coincidía tomando café en un bar con un hombre que tenía una frutería y un día hablamos de quedarme su tienda. Así fue, y este año hacemos 40 años en el gremio de la fruta y la verdura.
¿Con quién trabaja?
Principalmente con bares y restaurantes. También con alguna pequeña tienda de barrio, algún colegio y alguna pequeña residencia. Al principio éramos una frutería tradicional, pero apostamos por compaginarlo con la hostelería, y ahora es nuestro segmento más importante. Hace ya doce años que no tenemos la frutería, pero tenemos buenos recuerdos y amigos de esos años.
¿Qué considera clave en su trabajo?
Buen servicio, buen producto y buen precio. Ese es nuestro lema. Siempre buscando la mejor calidad. También tener buenos proveedores que se preocupen por ello. Para dar un servicio de muchos productos es importante que tengan esa confianza con nosotros. Somos un equipo, tanto nosotros con nuestros proveedores, como nosotros como proveedores de nuestros clientes.
¿Cómo es un día como distribuidor?
Me levanto sobre las tres de la mañana, y desde casa comienzo a comprar. Me voy adelantando para tener esos productos preparados en la nave para empezar a las 4. Mi hijo Adrián termina sobre las 5 de hacer la compra con nuestros proveedores en Mercazaragoza. Después lo preparamos todo y empezamos a distribuir entre los clientes. Son entre 150 y 160 pedidos cada día y con diferentes exigencias. Hay que compaginarlo todo y terminamos sobre la una y media. Al final vienen los repartidores y miramos si ha habido alguna incidencia.
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
La satisfacción de que nuestros productos estén en muchas mesas, tanto de restaurantes como de casas particulares. Los han probado los Reyes de España, presidentes de Gobierno, ministros, etc., y han llegado porque nuestros clientes han contado con ellos. También cuando nos felicitan por el producto que les llevamos.
¿Y qué es lo que menos?
La única pega es madrugar. Eso sí, para levantarte a las tres de la mañana te tiene que gustar. Lo hemos asumido, nuestro trabajo es de madrugada. También es cierto que cada día es diferente y que no nos aburrimos, y eso nos gusta. Además, hacemos amigos en este gremio.
¿Con qué productos trabaja?
Priorizamos siempre comprar a proveedores locales, siempre y cuando las demandas de nuestros clientes nos lo permitan. La huerta de Zaragoza, con la borraja, acelgas, alcachofas, y de la Ribera Alta del Ebro, que es una verdura de categoría. También trabajamos la huerta de levante, sobre todo Valencia por sus cítricos, y el mar de plástico de Almería. España es un país referente a nivel mundial en productos hortofrutícolas y trabajamos todos. Además, servimos productos fuera de temporada, picantes y exóticos que importamos de países como Méjico, Perú o Ecuador. Trabajamos con unas cien referencias diferentes.
¿Qué plato nos recomendaría con algunos de ellos?
Unos guisantes lágrima del Maresme con huevo poché y unas láminas de trufa de Teruel, Graus o el Moncayo. También cualquier tipo de espárrago blanco de la zona de Navarra, que empezará pronto. Las borrajas de aquí, de la Huerta de Zaragoza, la demandan mucho los restaurantes para el Pilar. Sin embargo, el cardo se vende muy poquito, aunque hay algún restaurante que sí apuesta por él. Entre todos debemos ponerlo en valor, de Cadrete, la Ribera del Huerva y Montañana.