Nuevas manos toman los fogones del restaurante zaragozano para elevar su propuesta gastronómica, consolidando siete años de tradición en las brasas
Los chipirones afogaos de Nativo representan un homenaje a la cocina asturiana, reinterpretada con el sello distintivo de la casa. Foto: La Tilde.
La renovada carta incorpora creaciones como el Morloncho, los chipirones afogaos y una ensaimada ibérica con panceta a baja temperatura
Desde su apertura en julio de 2017, Nativo, el tercer restaurante de Grupo Tándem, ha sido un referente en Zaragoza por su apuesta decidida por el producto y la brasa como esencia de su propuesta gastronómica. Ahora, el restaurante inicia una nueva etapa con la llegada de Janeth Burbano como jefa de cocina, una chef autodidacta con más de 20 años de experiencia en España y un dominio absoluto del fuego.
La cocina de brasa, aparentemente sencilla, esconde una de las mayores complejidades técnicas: aquí no hay artificios. El producto se presenta casi desnudo, acompañado únicamente por el toque del chef y el calor del fuego. “El fuego no perdona, pero también es honesto. Si el producto no está a la altura, se nota. Si el chef no pone el corazón, se siente”, comenta Janeth, quien asume el reto con una pasión que ya ha empezado a transformar la cocina de Nativo.
Una carta que evoluciona sin perder su esencia
La nueva etapa de Nativo no busca revolucionar lo que ya funcionaba, sino refinarlo. La brasa sigue siendo el alma del restaurante, pero ahora con un enfoque renovador que pone aún más énfasis en la excelencia del producto y en el mimo en cada elaboración.
Entre las novedades destacan:
- Ensaimada Ibérica: Una reinvención de sabores en la que lo dulce y lo salado se encuentran en un bocado sorprendente, con panceta ibérica a baja temperatura, cebolla confitada y mayonesa de chimichurri.
- Los chipirones afogaos de Nativo representan un homenaje a la cocina asturiana, reinterpretada con el sello distintivo de la casa. Este plato, que promete convertirse en uno de los referentes de la nueva carta, mantiene la esencia de la receta tradicional asturiana pero incorpora toques propios que lo hacen único. No es la primera vez que Nativo mira hacia Asturias en busca de inspiración – el Cachopo, presente en la carta desde 2017, ya se ha convertido en uno de los platos más emblemáticos del restaurante. Ahora, estos chipirones afogaos continúan esa tradición de interpretar los sabores del Cantábrico desde la cocina aragonesa.
- Mor- lon- cho: Un plato heredado del kiosco de Grupo Tándem, que encuentra su lugar en Nativo gracias a su carácter contundente y su perfecta integración con la filosofía del restaurante.
La carta, sin embargo, no olvida los grandes clásicos que han hecho de Nativo un lugar especial para sus clientes. Platos como el Cachopo, los Caracoles a la llauma, las Gambas Gadget o el aguacate a la brasa permanecen, mientras que el chuletón de 45 días de maduración se consolida como una de las joyas de la casa.
El desafío de la brasa
“El fuego es un juez implacable, pero también es el mejor aliado cuando el producto es excelente y el chef entiende cómo tratarlo”, explica Kike Júlvez, CEO de Grupo Tándem. Este principio ha guiado la evolución de Nativo desde su apertura, y ahora, en esta nueva etapa, el restaurante lleva esta filosofía a un nuevo nivel.
Este restaurante apostó desde su nacimiento por el fuego como amigo, hoy en día vemos que se ha convertido un valor indiscutible de muchos otros restaurantes: “la cocina de brasa no es solo una técnica, sino un arte que requiere sensibilidad, intuición y un profundo respeto por el producto”, afirma Júlvez.
La apuesta de Nativo no se limita a la cocina. La carta de vinos también refleja el compromiso con el territorio, con una selección que pone en valor los vinos de las D.O’s zaragonzanas, incluyendo referencias como Veratón, Tres Picos, Finca Marimú, La Manga del Brujo, Anayón, 900 Viñas, además del vino propio del grupo, elaborado con viñas viejas de la DOP Cariñena.