El pasado miércoles se entregaron los Premios Alimentos de Aragón, en una gala conducida por Teatro Indigesto, que contó con la colaboración de Carmen París, impresionante en su interpretación de un par de jotas a capella.
Un evento ágil, muy divertido, en el que nos hubiera gustado ver a más gente del sector, que supuso de alguna forma la puesta de largo del lema ‘Comparte tu secreto’, que será el eje de la promoción de los alimentos aragoneses a lo largo de los próximos años.
Y que culminó en un ‘Vino aragonés’ donde se pudieron degustar diferentes preparados con sabor aragonés, desde jamón y quesos, hasta platos más elaborados entre los que no faltaron las judías del Moncayo, la borraja, la trufa, el ternasco, la longaniza, etc. Con unos camareros que, al fin, sabían lo que servían.
Protagonista, el dulce
Como recordó el consejero del ramo, Joaquín Olona, el chocolate entró en Europa por Aragón, a través del Monasterio de Piedra, y con él estaban relacionados tres de los galardonados, empresas de larga trayectoria.
Así, Chocolates Lacasa, que se llevó el premio Especial Alimentos de Aragón de esta edición. Una factoría que lleva cerca de 170 años haciendo chocolates y turrones, además dos productos estrella, los Lacasitos y los Coguitos, ejemplo de los dulces que exporta a 52 países.
El director de la empresa, con más de 700 trabajadores, Lucas Lacasa, recogió el premio, y habló en nombre de todos los premiados. «En Aragón somos tozudos y por eso nos dejamos la vida en hacer las cosas bien. Vamos a seguir trabajando con esfuerzo e ilusión para poder compartir nuestros sueños con las siguientes generaciones».
Tampoco va manca de historia Pastelerías Manuel Segura, ubicada en Daroca, cuyo origen se remonta al año 1878, que recibió el premio Industria Agroalimentaria. En el año 2000 construyeron Museo de la Pastelería Manuel Segura, donde se muestran los útiles y herramientas empleados por las seis generaciones de pasteleros. El premio lo recibió José Manuel Segura, aunque don Manuel, su padre, no se perdió la fiesta.
Mientras que el premio Artesanía Agroalimentaria se fue hasta Alcorisa, a Pasteleria Belenguer, con 100 años de historia. Su gerente, Inmaculada Belenguer, tercera generación, recogió el galardón, que se suma al recibido el año pasado en el Salón de Gourmets, gracias a sus bombones Art, decorados a mano en sus 18 sabores diferentes.
Con permiso de la borraja
La reina de la huerta fue otra de las protagonistas de la noche y no solo porque fue la imagen de los premios, gracias al trabajo del escultor Florencio de Pedro, o el de la actriz Encarni Corrales, transfigurada en una ‘Remedios Borraja’.
Pues Hermanos Mene SAT, Vicente y Emilio Mené, recibió el premio en la categoría Agraria. Los mayores productores de borraja del mundo, fueron los primeros en venderla pelada y en realizar cultivo bajo invernadero o cultivo hidropónico en la zona de Zaragoza. Realizan técnicas de cultivo modernas las cuales garantizan un producto sano y fresco al consumidor.
El premio de Gastronomía recayó en Javier Matinero Benito, chef y copropietario del restaurante Trasiego, en Barbastro, junto con Natalia Gracia. Ubicado en la sede del CRDOP Somontano, reconocido por numerosas guías, ha optado por cocinar productos de cercanía y proximidad, a los que aporta una depurada técnica, sin perder los sabores de origen.
Finalmente, Luis Miguel Albisu, presidente del Comité Científico del CITA Aragón y miembro de la junta directiva del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vasco, recibió el de Investigación Agroalimentaria.
Mientras que José Luis Solanilla Pardina, periodista gastronómico y coordinador del suplemento de Heraldo de Aragón, Con Mucho Gusto recibió el premio de Divulgación Agroalimentaria. En 2014 publicó su libro Tesoros gastronómicos de Aragón.
Comparte el secreto
En el discurso final, Olona, hizo un recorrido por todos los premiados e insistió en la necesidad de compartir los productos y alimentos de Aragón y darlos a conocer. «Nuestra excelencia alimentaria no puede funcionar como un secreto, debe ser compartido. Si no es así, nos condenamos a ocupar un lugar secundario y nuestra comunidad merece una mejor posición. Hoy hemos premiado muchos secretos. Secretos que no merecen serlo y que mientras no se compartan no aportaran a la economía aragonesa todo su potencial. Necesitamos secretos con alas. Deben ver la luz, liberarse. Toda ayuda será poca si Aragón no empieza a compartir los secretos de su alimentación. Es una necesidad imperiosa y una forma de hacer felices a nuestros congéneres».
E insistió en que la tarea es obra de todos en común, no simplemente de agricultores, industriales, comerciales, hosteleros o medios de comunicación.