Los viajes de prensa son un instrumento habitual para dar a conocer un territorio, sus productos y su gastronomía. Se encuentra uno inmerso en uno de ellos, acompañando a colegas del resto de España, viajando a través de los parajes de Guara, Ordesa y la reserva de la biosfera Ordesa Viñamala.
Y resulta que nos conocemos muy poco. Durante cuatro días los colegas han podido conocer la pujanza de cultivos como el tomate rosa o el espárrago de Barbastro; explotaciones de vacuno ecológico en Sobrarbe que utilizan drones —sí drones— para trabajar con el ganado en extensivo; gentes que están recuperando variedades perdidas de alubias y frutales de manzanas, que luego convierten en sidra; cerdos como el latón, que se cría en libertad en pleno monte, ofreciendo una carne diferentes y más libre; olivos centenarios de con tipos de olivas de las que jamás oímos hablar… Y así decenas de productos y productores.
Por detrás de todos estos proyectos hay personas que han optado por quedarse en su territorio y ganarse la vida allí, actualizando la tradicional sabiduría rural. Y se sabe poco, apenas lo conocemos. No se anuncian en la tele, no llegan a las grandes cadenas de supermercados, ni lo pretenden.
Son gentes que quieren ganarse la vida en su casa y ofrecer un futuro a sus hijos. Que pueblan esta España interior y le dan vida. Con móviles e internet –cuando no se pierde la señal—, pero también con cadiera y vino añejo.
Ante ellos no queda otra que descubrirse. Y descubrirlos desde estas líneas para que su futuro sea viable y nosotros podamos disfrutar con lo que producen. Búsquenlos, están aquí cerca, aunque no los vea.