A pocas manifestaciones legales ha asistido este tapao, apenas tres o cuatro cree. De forma que, al no recordar cómo suelen terminar –las otras sí, corriendo delante de los grises, luego marrones y maderos–, y dado que, situado al final de la misma en la plaza del Pilar, poco se oía de lo que decían los representantes hosteleros, decidió irse a tomar el vermú con sus colegas.
Lejos, pues se presumía una alta de ocupación de los propios hosteleros por el Casco Viejo. Sin embargo, la incontinencia urinaria de uno de los acompañantes, hizo que recaláramos en El Real donde, por cierto, Pedro Mendivil –con renovados bríos tras el fiasco de su desalojo de El Ciclón– ha tomado el timón y augura interesantes sorpresas cuando esto escampe. El caso que allí cayó el vermú, pero apenas nadie más entró.
Una triste sensación de desasosiego provocaba que los hosteleros se retiraran hacia sus negocios –el que pudiera tenerlo abierto– para dar sus últimos servicios o hacia sus domicilios. No fue día para vermús.
Lejos, pues se presumía una alta de ocupación de los propios hosteleros por el Casco Viejo. Sin embargo, la incontinencia urinaria de uno de los acompañantes, hizo que recaláramos en El Real donde, por cierto, Pedro Mendivil –con renovados bríos tras el fiasco de su desalojo de El Ciclón– ha tomado el timón y augura interesantes sorpresas cuando esto escampe. El caso que allí cayó el vermú, pero apenas nadie más entró.
Una triste sensación de desasosiego provocaba que los hosteleros se retiraran hacia sus negocios –el que pudiera tenerlo abierto– para dar sus últimos servicios o hacia sus domicilios. No fue día para vermús.
Al menos, la manifestación estuvo perfectamente organizada. De hecho, es de las pocas cuyos asistentes se podían contar con total verosimilitud. Pues caminábamos en filas de seis, respetando las distancias, gracias a las cuerdas, con los de al lado, atrás y delante. Entre 3000 y 4000 personas parece que nos reunimos para gritar por el futuro de nuestra hostelería, mortalmente herida.
No está uno muy optimista ante la respuesta de las diferentes administraciones, a pesar del ejercicio de unidad realizado ayer. Pues, sin ayudas eficaces, gran parte del sector se ve abocada directamente al cierre.
Tristes nos encontramos ante la noticia del cierre de Casa Pascualillo, todo un símbolo de la hostelería zaragozana, con 81 años de historia. Valgan sus popias palabras: «Ajenos a nuestra voluntad, con todo el dolor de nuestro corazón y tras 81 años formando parte de la restauración aragonesa, Pascualillo cierra sus puertas. ¡Gracias a todos nuestros clientes y en muchos casos ya amigos, por haber formado parte de nuestro Pascualillo! Siempre os llevaremos en nuestro corazón. Esperamos haber contribuido a formar parte de la memoria histórica de Zaragoza. Gracias.»
No ha sido el único. Informa El Periódico de Aragón que el cierre de Puerta Cinegia Gastronómica podría ser definitivo. Lo cierto es que, tras cinco años de vida, el proyecto no ha funcionado como se esperaba, vistos los numerosos cambios de establecimientos y mercados. Ciertamente, a algunos les iba más o menos bien –por ejemplo, a El Cantábrico, que pretende reabrir en cuanto se pueda–, pero la mayoría de paradas, incluidas las gestionadas por la propiedad, parece que no alcanzaban unos niveles óptimos de rentabilidad. La puntilla ha sido la pandemia, la ausencia de turistas y las restricciones a la hostelería. Pero venía de atrás.
Provisionalmente, también ha cerrado sus puertas La Torre Plaza, El Foro, Burger 84, La Senda, Care, todos los grupo Vaquer –desde el reciente Flor de Lys al clásico Las Palomas–. En fin…
Aunque no sean los mejores momentos, finalmente abrió La Torre Outlet Zaragoza. No entiende mucho el tapao de este tipo de negocios, por más que los amigos insistan en que faltan las grandes marcas. Y esta foto que ha corrido por las redes, más parece la cola del paro que alegres compradores en busca de gangas.
Lo que sí está claro es que sobran las franquicias, al menos si querían conectar y vincularse con la ciudad de Zaragoza, como afirmaban otrora. Apenas el grupo D’Jorge, El Molino y El Rincón entre los trece restaurantes.
Lo que sí está claro es que sobran las franquicias, al menos si querían conectar y vincularse con la ciudad de Zaragoza, como afirmaban otrora. Apenas el grupo D’Jorge, El Molino y El Rincón entre los trece restaurantes.
Hubiera podido ser un gran escaparate de la hostelería y gastronomía de la ciudad, pero…
Demoledor el informe Ecembes miente. Desmontando los engaños de la gestión de residuos de envases domésticos que Greenpeace ha publicado sobre Ecoembres. Como para seguir reciclando…