Revista Gastro Aragón 77: Innovación

No, no es fácil, convivir con la pandemia, que existe, por mucho que les pese a los negacionistas. Y menos según vamos asumiendo que va para largo y comienzan a apreciarse fracturas. No las políticas, descaradas desde el principio, sino las sociales. Que nos afectan directamente al sector gastronómico y agroalimentario.

Ciertamente se ha culpabilizado, en muchas ocasiones sin razón, a la hostelería –una de las actividades que más ha sufrido la pandemia– desde los diferentes poderes, pero tampoco las patronales han sabido responder de forma proactiva, más allá de los iniciales lamentos, protestas y denuncias, aunque en las últimas semanas parece que han cambiado su orientación.

La agroindustria, que salió relativamente indemne del confinamiento, se ha visto ahora afectada por el bajón del consumo, derivado de la falta de turistas y visitantes, así como el menor gasto en las mesas públicas. Los criadores de pollo o los ganaderos de cordero están viendo muy disminuidas sus ventas.

Toca, pues, asumir que estamos tocados. Pero la vida continúa y aunque debamos reducir nuestros contactos y actuar con prudencia, debemos seguir saliendo a la calle y disfrutando de nuestros establecimientos. Diferenciando entre quienes cumplen diligentemente las normas sanitarias y aquellos que se las saltan a la torera.