Todo había pasado. La sobredosis de cariños, disuelta; el cuñao, en su casa y el gato paseando por sus reales… el amanecer se veía limpio y escoscao. Nos juntamos con nosotros mismos y nos dijimos, la Navidad terminó, ¡viva el torrezno! Mentes alborotadoras querían disuadirnos, pero al final la grasa triunfó. El sentido común para los comunes, se oía. Dispersamos la reunión de mí con mí y nos echamos al monte.
Es cierto que ya llevábamos tiempo viendo florecer torreznos por todos los lados y llenándose las barras de nuestros Bares que lugares de torretas, platazos, muretes y demás construcciones. Pero las cabecicas no paran ni en la siesta y el personal se ha atrevido con todo. Y a algo de eso huele por aquí.
Nos hicimos una escapadica a Fuendejalón y, claro, el restaurante Rodi –Ctra. Pedrola-Tabuenca, 7. Fuendejalón. 976 862 039– es referente nacional y, con él, sus propietarias Mari Carmen & Blanca. ¿No las conoces? Ellas son tus amigas. ¿Dudas de qué vino? Ellas son tus amigas. ¿Hace tiempo que no te sorprende nadie? Ellas son tus amigas. ¿Te gusta estar mejor que en brazos? Ellas son tus amigas. La vida en los pueblos es más relajada y pausada, esconde profesionales inmensas, por eso las tapas van acorde, ¿qué tal unas virutas de torrezno? Pues ahí las tienes, laminadas y con ese crunch que te dice: de aquí no salgas, tontolaba.
Tuvimos una duda existencial, ¿qué fue primero la croqueta o el torrezno? No dudamos. ¿Es el Concurso de croquetas de Zaragoza? Ajaaaaá, si bieeen, ajá ja jajajaja, pues allá que vamos. Mario nos espera risueño en el Bar El Truco –Estébanes 2. 50003 Zaragoza. 976 055 753– y le preguntamos ¿pero chico? Respuesta: «Había un local en el mundo mundial que las bordaba y siempre que iba las pedía, hasta que las dejaron de hacer. Con mi depresión me vine al bar y me encerré en la cocina. Voy por la versión 657 y advierto… la mejor está por llegar».
Si una caña es para saludar, y siete para un discurso en Moncloa, cuántas nos hemos podido tomar en El Picadillo –Manifestación 13. 50003 Zaragoza. 976 297 020– en nombre de la paz en el mundo. Abierto hasta el amanecer, refugio de lo más granao de la noche –me incluyo, fan devoto y confeso–. Ganador del mejor torrezno de España en 2019 y buena gente en general. Tienen un saber hacer y una barra Patrimonio de la Humanidad «que se me enamora el alma». Javier lo tiene claro «se podía escribir un libro o una enciclopedia gorda». ¡Qué placer!
Decir Bunkerbar –Zurita, 20. 50001 Zaragoza .976 390 823– es decir chic, flash, mod. Local cuidadito para sorprender al personal que se deja cuidar y recientemente sucumbido a los encantos del torrezno. ¿Que cómo? Risotto de champiñón portobello y torreznos. Como dice Pepín, ¡tira, hazlo tú! El resultado se come con cuchara y discutes con la compañía, porque este arroz se hace mínimo para dos. Las cucharas se pelean, las miradas se miran, pero el arroz se acaba. Platazo resultón lo pongas donde lo pongas –aunque sea encima del televisor con el torito– y, como dice Carol, está buenísimo.
Harper –Pl. El Tántalo, 1. 50018 Zaragoza– 976 666 833– ¿Beer & Food? ¿Hamburguesería? ¿Bocatería? ¿Ensaladería? ¿O todo y bien? Y tú dirás, pero ¿qué me estás contando MariCarmen, un torrezno en una hamburguesa? Y la respuesta es sí, en concreto el H-3 «de ternera gallega, jamón pasado, queso curado, torreznitos crujientes y tomate». Si sabes bailar, pídele un baile. Estamos hablando de un local muy cuco, con una terraza versus explanada, como las que pintaba Goya, donde Carlos se ha venido arriba y en cuanto el sol permite, la fiesta es continua. Un disfrute en todos los aspectos habidos y por haber, es como estar en Panticosa, pero al revés.
Hablar de la Taberna El Carmelo –Cinegio 8. 50003 Zaragoza– es hablar de una locura sin diagnosticar donde los parroquianos se van sumando a la secta sin pedirlo. Y si no, ¿quién te pone Camilo Sexto para que cantes con tu corazón partío eso de «aaaalgo de mí…»? Ese espacio, nena, está reservado sólo para los más grandes, como la Jurado. Una taberna alborotadora con buenas propuestas y una torreta de torreznos que le hacen ojitos todos los feligreses de San Gil, antes y después de pecar. Lo de ¡crunch!, ¡huuuum! ¡ahí va, qué grande! Lo dejamos para ir al local y gritarle eso de «tío Carmelo, te ailoviu». Es posible que haya mejores, pero no tienen música.
Quedaos con este nombre, chocorrezno; en efecto, es un chocolate con torrezno. Si pensáis que en Zaragoza el cierzo nos jode la cabeza, en el Burgo de Osma pasa algo parecido y, si no, preguntar a Dulces Típicos El Beato cómo llegaron a juntar dos mundos que son la pera, chocolate & torrezno. Sabedores de que éste último gusta sí o sí y que, por rebeldía, con el chocolate negro pasa lo que pasa, pues toma, con leche y solo leche. Se acabó la discusión, a merendar.
Decir que ha sido un artículo grasosamente divertido, crujiente hasta romper la cristalería y como decía ella «ilusionada, agradecida, sólo puedo decir, gracias por veniiiiir».
Disfrútense como puedan, solos o en manada, y recuerden, una legión de torreznos en mil trece bares de Aragón les están esperando; no se distraigan. Besetes.
