Obra de Laura Carrera. Segundo premio adultos del III Concurso de Microrrelatos Jorge Hernández, de Slow Food Zaragoza, en colaboración con Aragón, alimentos nobles

CUL pan chusco tolosana BN

 

Alargué la mano para tomar otra rebanada de pan Chusco, siempre de la Tolosana, siempre pan de verdad. Sabía que era un exceso, pero el sol en la cara invitaba a darse un pequeño homenaje. Estaba en la terraza y el zumbido de la ciudad reclamaba poco nuestra atención. Juan me hablaba bajito y casi en un susurro me pidió que le pasara ese aceite rico del Moncayo, regalos con alma de amigos que nos cuidan bien.

–He quedado con Guille en el Parque Grande y luego iremos a su casa a cenar. ¿Te apetece venir? Algo sencillo me ha dicho, una tabla de jamón de Teruel, longaniza de Graus y quesos de Letux. Ya sabes, un par de vínicos de la ribera del Jiloca, sin mucho lío que tenemos viaje mañana…

–Comiendo y pensando en comer– le interrumpí con simpatía.

En ese momento volví la mirada al horizonte, a lo lejos se podía ver la silueta del Pilar y seguí recreándome con agrado en el trocito de pan. Sonreí, todo era perfecto. La brisa, las risas, el gusto en mi paladar…

De repente, el pitido de un vehículo lejano me despertó, era más de las doce del mediodía.

–Buenos días, Eva, ¿cómo te encuentras?

–¡Eh, Juan! Soñaba que estábamos en la azotea del piso de Zaragoza, era maravilloso.

–Mira lo que dice el periódico local: El grupo ibérico Amaral hizo vibrar anoche la sala Voilà de México, D.F. Mmm, mira, mira, Eva…

Me miró fijamente, sabía que no me interesaba lo más mínimo…

–Cariño ¿qué quieres almorzar hoy?

–Si pudiera elegir… Pan de verdad.