Es bien sabido que la mayoría de las dietas que circulan por las redes son perjudiciales para la salud o el paladar. Salvo que las prescriba un profesional cualificado no deben ser seguidas. Afortunadamente, son tan aburridas, por repetitivas, o resultan insípidas y nada sabrosas, que el sistema sanitario no se tambaleará. Eso que ganamos.
A las ya conocidas se están sumando otras cuyo objetivo no consiste en adelgazar, incrementar la masa muscular o, simplemente, mejorar la salud. Son, por ejemplo, las vegetarianas ‒que según los expertos hay que complementar con algunos nutrientes‒ y, desde hace un tiempo, las veganas, que se caracterizan por ingerir únicamente alimentos de origen vegetal en cuyo proceso, además, no se hayan utilizado animales. Es decir, la trufa está vetada, pues se usan perros para su caza, y en vino, por ejemplo, no pueden usarse animales para laborar los viñedos, lo que practican no pocos vinateros biodinámicos.
Coincidiendo con la cumbre del clima que se ha celebrado estos días ‒seamos optimistas y esperemos que sirva para algo‒ se está comenzando a difundir otra novedosa dieta, la que trata de reducir el cambio climático, reduciendo las emisiones de gases contaminantes, cuyo 30% se atribuye a la industria alimentaria, especialmente a la cría intensiva de ganado, pero no solo.
Entre las propuestas, además de reducir la ingesta de carnes rojas ‒mejor pollo o cerdo que ternera, afirman‒, se encuentran algunas curiosidades. Como evitar el pescado de piscifactoría, ya que se alimentan con pienso; olvidarse de la leche de vaca para tomar de soja, que ni siquiera es un lácteo; sustituir las uvas por manzanas ‒¿y las campanadas?‒; preferir los guisantes a los espárragos o los cacahuetes a las almendras. Y así sucesivamente para ahorrar agua y gases.
Uno se mantendrá estas fechas en lo tradicional, como su abuela. Con cardo, ternasco asado y turrón, por supuesto de almendras, si le alcanza el presupuesto. Comiendo modigeradamente de todo y despreocupándose del futuro del planeta. Si la abuela levantara la cabeza…