
Título: Revista Gastro Aragón 87: La flor de la huerta
Meses: abril 2022/mauo 2022
Como si de una tormenta perfecta se tratara, se acumulan sucedidos que afectan notablemente a la población mundial, y por tanto al sector agroalimentario, hostelero y turístico.
La pandemia ya no es portada en los medios y apenas se limita a breves o reportajes en páginas interiores. Pero sigue allí, por más que quizá disfrutemos de la Semana Santa desmascarillados en los interiores.
Acaparan titulares la guerra de Ucrania, con lo que ello supone a la hora de importar cereales, aceite de girasol e incluso fertilizantes –la mayoría de ellos se producen en Rusia–; sin saberlo, dependíamos de ellos, como de China para otros productos manufacturados e industriales.
Crece imparable el precio de la energía y de los suministros, con lo que los alimentos también incrementan sus costes y los repercuten en los clientes. Mayormente subiendo lo que pagamos por ello o bien –astutos algunos– reduciendo la cantidad de producto que incluye cada paquete.
La hostelería, pues, más tarde o más temprano tendrá que actualizar sus tarifas si quiere sobrevivir. Y no es esperable –por más que no son tiempos para hacer augurios a medio plazo– que los turistas vengan a arreglarnos la balanza económica.
Sea o no el inicio de una nueva e incierta hora, los hechos son tozudos y los tiempos convulsos. El inestable equilibrio geopolítico y económico en el que vivíamos ha saltado hecho trizas. Y los recambios no son sencillos, ni inmediatos.
Pues, no hay que engañarse, los nuevos modelos, los circuitos cortos, la economía de proximidad, de momento apenas puede atender a una minoría de la población. Y el barbecho –ya autorizado para volverse a cultivar– no produce de un día para otro.
A LA CALLE
Sin embargo, la ciudadanía, el sector, tiene ganas de marcha. Demasiado tiempo hacía que no necesitábamos tantas páginas para nuestra sección más social, Gastronómadas, la que recoge la actividad hostelera y agroalimentaria. Jornadas gastronómicas y concursos; ferias y certámenes; presentaciones de vinos y otros productos. Las energías y la imaginación acumulada durante dos largos años pugna por salir al exterior.
Aunque, no nos engañemos, sin excesivos lujos. Parece que nos encaminamos hacia una economía de cierta supervivencia, pues el ocio ligado a la gastronomía y el turismo, es prescindible para muchos ante otras necesidades más perentorias.
Hay que seguir y aquí estamos como cada bimestre. Compartiendo inquietud con nuestra agroalimentación y nuestros profesionales hosteleros y turísticos. Y aportando, en la medida de lo posible nuestro granito de arena. Para que nuestros lectores, en la medida de sus posibilidades, sigan disfrutando de los grandes y pequeños placeres de la vida.
Incierto futuro, pero futuro al fin y al cabo.